31 de octubre de 2016
La selección de barricas de Azpilicueta
¿Se puede conocer una marca de vinos con un plan distinto a la típica cata y aperitivo en la bodega?.
Sí, se puede, y así nos lo demostró Azpilicueta la semana pasada, cuando nos invitó a un pequeño grupo de bloggers y medios a conocer de primera mano su forma de elaborar el vino.
Pasamos 24h dentro del mundo del vino, comenzando con una cena maridaje que compartimos con Elena Adell, la enóloga de Azpilicueta y de esas personas especiales que no te cansas de escuchar, por su inquietud y porque constantemente te transmite la pasión que siente por lo que cuenta, por eso la cena fue genial, nada aburrida (reconozco que el momento sumiller muchas veces da pereza) y en la que aprendí varias cosas:
1) El vino blanco va fantástico con los quesos
2) Pude apreciar un maridaje en el que, de verdad, notas cómo un vino rosado le aporta a un plato graso (como la panceta).
3) Lo más importante, un buen vino es aquél que te gusta, no tiene por qué ser Reserva, en mi caso me gustan más los vinos jóvenes, o como mucho Crianza.
Pasamos la noche en el Hotel Viura, muy recomendable si vas a visitar la zona (Rioja Alavesa) y con un desayuno increíble (la cena también).
Y al día siguiente, bastante pronto (no consigo poder dormir ni en este tipo de viajes!) pusimos rumbo a la Tonelería Gangutia, una empresa familiar que lleva fabricando toneles desde el S.XIX en la que la propietaria nos fascinó al descubrirnos el mundo que hay detrás de una barrica, desde la selección de la madera en origen (Azpilicueta es de las pocas bodegas que compran directamente la madera en el bosque, sin intermediarios, seleccionando de forma expresa una parte u otra de un bosque o un bosque u otro según el toque que quieran darle al vino), un proceso prácticamente artesanal que es fascinante conocer, cada vino demanda una determinada barrica, con una madera concreta, un secado, un tostado y hasta un número de bielas, etc…
Después de la visita tan interesante a la tonelería (El de tonelero es un oficio reconocido por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial. Muy arraigado en La Rioja y que ha ayudado históricamente a enriquecer la personalidad de los vinos) y en todo momento acompañados por la enóloga Elena Adell,¡un privilegio! , tuvimos la oportunidad de hacer nuestro propio vino, Elena nos guió por los pasos de cata necesarios y es increíble ver cómo podemos apreciar la diferencia de un vino al otro cambiando nosostros mismos los porcentajes de tipo de uva (que a su vez cada tipo de uva había estado un tiempo «x» en una barrica «y»), ahora tengo en casa mi propio vino Azpilicueta y ya estoy buscando el momento especial para disfrutarlo 😉
Para acabar la jornada, tuvimos la suerte de conocer en primicia y de primera mano, Su último vino; Selección de barricas de Azpilicueta; una edición limitada de 167 barricas de roble francés, seleccionadas una a una por la enóloga, Elena Adell con el fin de ensalzar la elegancia del Tempranillo (100% tempranillo 100% roble francés, Crianza 2013). Un vino muy fácil de tomar, un tinto con toques afrutados y ligeras notas especiadas que con cada sorbo nos invita al siguiente (y con un PVP muy atractivo; 9.30€).
Sin duda esta experiencia me ha servido para valorar mucho más un vino, poder entender mejor su etiqueta y concentrarme más en los aromas y matices. la influencia de la madera en el vino es espectacular.
El viaje fue si cabe más especial porque en todo momento estuvimso atendidísimos por anfitrionas, todas las personas que nos enseñaron y explicaron todo fueron mujeres, algo no tan habitual en el mundo del vino, y de lo que me enorgullezco especialmente, si tenéis previsto viajar a la zona de la Rioja lindando con Álava, no dudéis en intentar gestionar una visita, tanto a la tonelería como a Azpilicueta.
Gracias a Azpilicueta y en especial Elena Adell, a la responsable de la tonelería Gangutia (que no me acuerdo de tu nombre, sorry!) y a Natalia por este planazo!
Deja una respuesta