Cabo de Gata en familia

Como contaba el otro día, este año decidimos buscar un destino de «playa de calor» para segurarnos los días de playa con Martín, pero queríamos huír de las masificaciones, los macro hoteles y los atascos, así llegamos a Cabo de Gata. Siendo sincera, según bajamos del coche nos golpeó una ola de calor que me hizo dudar si aguantaría una semana, pero coincidió con la ola de calor que sufría media España y en un par de días volvió a su calor normal, así que aunque es un sitio caluroso, nos gustó para ir en familia.

Mis recomendaciones si vas a ir es que el alojamiento sí o sí tenga aire acondicionado, hay multitud de hotelitos, cortijos, casas rurales..Esparcidas por el desierto y, puesto que en esa zona la idea es moverse de cala en cala, yo elegiría un alojamiento especial aunque esté más alejado, nosotros nos decicimos por el cortijo Los Malenos en Agua Amarga y fué la mejor decisión del viaje; un hotel con encanto, una piscina especial, que admiten niños (y perros), en el que el desayuno está increíble y que, además, tiene grandes y tranquilos espacios para que nadie moleste a nadie.

Los dos pueblos que nos parecieron más bonitos fueron Agua Amarga y Rodalquilar, si volviese, sin duda elegiría uno de los dos de nuevo.

Agua Amarga es un pequeño pueblo, muy tranquilo y que, apesar se ir en agosto, no tenía grandes aglomeraciones, eso sí, tampoco hay mucho que hacer por la noche 😉

Pero se come fenomenal, sobretodo en el Asador Chumbera (un must para ir a cenar) y en el restaurante Los Tarahis (este último justo en la playa de Agua Amarga).

AsadorLa Chumbera

Un buen plan para por la tarde es ir a dar una vuelta por el paseo marítimo del pueblo cercano Carboneras, con un poco más de ambiente además de algún chiringuito en la playa.

Playa de Carboneras

Y en cuanto a las playas, sin duda tienes que ir a conocer diferentes calas (nos contaron que hay un barco taxi que te lleva y te recoge de la que quieras, auqnue yo lo haría con niños un poco más mayores), pero no sé si fue debido a que era agosto pero algunas de las más recomendadas nos decepcionaron bastante, como fue el caso de la playa de los Genoveses, aparcas lejos de la playa (pagando 5€), la arena es de piedras y palos revueltos y la playa en sí no era mejor que otras.

Playa de los Genoveses

Pero hay dos que sí merecen mucho la pena: la Playa de los Muertos (aunque hay que bajar andando unos 12min y de vuelta es subida unos 18min), nosotros lo hicimos con Martín en brazos y merece la pena; el agua es cristalina, la arena es de piedrecitas pero de las agradables, que, al contacto con las olas crean un sonido súper relajante (y encima no te pringas de arena).

Aunque al día siguiente descubrimos un tesoro; la siguiente cala (no está indicada) es igual; la Playa del Corral en Carboneras,sólo que no tienes que bajar nada, aparcas casi en la playa (gratis) y no está nada masificada…Lo único malo es  que a un lado se ve la cementera, pero vamos, que no nos pareció que molestara en relación al resto de ventajas.

Playa del Corral o la cementera

La Playa de Carboneras también nos pareció muy cómoda, es de las más grandes, nada masificada, con chiringuito (ninguna cala tiene nada) y de arena fina.

Otra que nos gustó fue el Playazo, en Rodalquilar.

Lo único con lo que me quedé con ganas fue de ir a ver los escenarios del oeste que quedan en el desierto de Tabernas, así que ¡habrá que volver!